En los últimos años, el trabajo híbrido se ha convertido en la nueva norma para muchas empresas en todo el mundo, según un artículo de Forbes, en el año pasado (2022) el 55% de las pequeñas y medianas empresas del país operaban con trabajo híbrido. Esta modalidad, que combina el trabajo remoto y presencial, ha demostrado ser beneficiosa tanto para los empleados como para las organizaciones. Sin embargo, a medida que adoptamos esta nueva forma de trabajo, es importante reconocer los posibles desafíos que puede plantear en términos de ciberseguridad empresarial.
¿Por qué cree que el trabajo híbrido podría ser un problema para la ciberseguridad de las empresas y cómo pueden abordarse estos desafíos?
Mayor superficie de ataque:
El trabajo híbrido implica que los empleados accedan a datos y sistemas corporativos desde ubicaciones remotas y a través de dispositivos personales. Esto amplía la superficie de ataque y crea más oportunidades para que los ciberdelincuentes intentan infiltrarse en la red de una organización. Los dispositivos personales pueden carecer de las mismas medidas de seguridad que los equipos proporcionados por la empresa, lo que los convierte en objetivos atractivos para los hackers.
Conexiones no seguras:
Cuando los empleados trabajan desde ubicaciones remotas, es posible que utilicen redes Wi-Fi públicas o no seguras para acceder a los recursos de la empresa. Estas redes pueden ser fácilmente comprometidas por los ciberdelincuentes, quienes pueden interceptar y robar datos confidenciales. Además, los empleados pueden compartir información sensible a través de servicios de nube no cifrados o utilizar aplicaciones de mensajería no seguras, lo que aumenta aún más el riesgo de exposición de datos.
Amenazas internas:
El trabajo híbrido también plantea desafíos en términos de amenazas internas. Al no estar bajo supervisión directa en un entorno de oficina tradicional, los empleados podrían estar más tentados a realizar acciones maliciosas o negligentes. El acceso no autorizado a datos sensibles, la divulgación inadvertida de información confidencial o la descarga de malware son solo algunos ejemplos de las amenazas internas que pueden surgir con el trabajo híbrido.
Falta de conciencia de seguridad:
El cambio hacia el trabajo híbrido también puede llevar a una disminución en la conciencia de seguridad entre los empleados. Al estar en un entorno no controlado por la empresa, es posible que los empleados no estén tan atentos a las mejores prácticas de seguridad, como mantener sus dispositivos actualizados o utilizar contraseñas fuertes y únicas. Esto crea brechas de seguridad que los ciberdelincuentes pueden aprovechar fácilmente.
Estrategias para hacer frente a los desafíos:
Educación y concienciación:
Las organizaciones deben proporcionar una formación regular sobre seguridad cibernética a sus empleados, enfocándose especialmente en las mejores prácticas para el trabajo remoto. Esto incluye el uso de redes virtuales privadas (VPN) para conexiones seguras, evitar el uso de redes Wi-Fi públicas no seguras y el fomento de contraseñas robustas y autenticación de dos factores.
Políticas y controles de seguridad:
Es fundamental implementar políticas claras y robustas de seguridad de la información que se apliquen tanto a los equipos de trabajo como a los dispositivos personales utilizados en el trabajo híbrido. Esto puede incluir requisitos de actualización de software, restricciones de acceso y el uso de soluciones de seguridad, como firewalls y antivirus.
Soluciones tecnológicas:
Las organizaciones deben invertir en soluciones de seguridad cibernética adecuadas, como sistemas de prevención de intrusiones, sistemas de detección de malware y herramientas de monitoreo de seguridad. Estas soluciones pueden ayudar a identificar y mitigar las amenazas en tiempo real.
Aunque el trabajo híbrido ofrece beneficios en términos de flexibilidad y productividad, no se puede ignorar su impacto en la ciberseguridad. El aumento de la superficie de ataque, los riesgos asociados con los dispositivos personales, los desafíos de gestión de identidad y acceso, y los problemas de comunicación y concientización, son factores que pueden convertir al trabajo híbrido en un villano de la ciberseguridad.
Para mitigar estos riesgos, las organizaciones deben implementar medidas sólidas a través de tecnológicas avanzadas de seguridad, proporcionar capacitación adecuada a los empleados y establecer políticas claras que promuevan prácticas seguras en todos los entornos de trabajo. La ciberseguridad debe ser una prioridad en el diseño y la implementación del trabajo híbrido, asegurando así la protección de los datos y la continuidad del negocio en un entorno cada vez más digital.